Función docente, actitud personal del profesor y problemas del alumno
DOI:
https://doi.org/10.22550/2174-0909.1451Resumen
Un profesor excelente puede hacer bueno el peor programa de estudios. Y viceversa, el mejor plan de estudios está abocado al fracaso en manos de profesores incapaces. El profesor, en suma. juega una baza decisiva en el proceso de aprendizaje.
Sin pretender que el docente lo sea todo -el que aprende en último término es el alumno- y sin querer exigirle un cúmulo de perfecciones, por lo demás utópico no hay duda que el estudiante espera del profesor un mínimo de cualidades que estima imprescindibles en la relación didáctica. Y la falta de esas cualidades o actitudes crea dificultades y problemas al escolar. El profesor, entonces, lejos de ser un verdadero cooperador en el aprendizaje. puede convertirse en obstáculo y en motivo de preocupación para el estudiante. Cuando se dan ciertas deficiencias en la función magistral el alumno sufre automáticamente las consecuencias.
Estudiaremos a continuación la figura del profesor en relación con los alumnos, bajo un doble punto de vista: 1. En su estricta función docente; y 2. En su actitud personal.
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Derechos de autor 2025 Millán Arroyo Simón

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